#ShutDownStem Colombia |Reivindiquemos la ciencia afro y multicultural

Por Jennifer Grisales

#ShutDownStem y #Strike4BlackLives en Colombia es una oportunidad para plantear acciones concretas que fomenten la participación de las comunidades afro en la ciencia. No sólo paremos simbólicamente en silencio. Dejemos el miedo, aceptemos el problema y comencemos a actuar.

Podría escribir un texto nombrando algunas de las tantas personas afrodescendientes que se han destacado en la investigación científica. Pero comenzar la historia por ahí, un día como hoy, sin un contexto previo que deje en evidencia lo fundamental de estas reivindicaciones, no tendría ningún sentido. Necesitamos reflexión.

Me atrevo a escribir este tema porque siento una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo con gran temor. Como afro-mestiza en Colombia, mis antepasados son una mezcla de culturas que me forjaron hasta hoy a partir de lágrimas, y que con el paso de las generaciones, dio lugar a esta piel color tierra que identifica a muchas mujeres latinoamericanas. Como muchas, desciendo de mujeres indígenas y negras, y también como muchas, a pesar de nuestras evidentes raíces, nadie nos habló de ellas. Aún peor, aún son ocultadas por el arribismo y la burla social a la que nos somete la sociedad si no lucimos tan blancas (si, hay racismo en Colombia). Algo muy contradictorio. Ese mismo arribismo, hace que mujeres como yo, estemos en la tierra de nadie. Se nos quitó la autoridad moral para hablar de nuestras raíces y reivindicarlas. Pues hoy lo haré, con muchísimo orgullo, y manifestando mi indignación.

El tema del racismo está en boca del mundo, debido a la indignación que desencadenó el brutal asesinato de George Floyd, un ciudadano estadounidense afro. En Colombia Ánderson Arboleda, un joven también afrodescendiente de Puerto Tejada-Cauca, es asesinado por dos policías tras ser apaleado mientras se le exigía que volviera a su vivienda, a obedecer la cuarentena #JusticiaParaAnderson. Estos casos no son aislados, hacen parte de una violencia y genocidio sistemático que se viene perpetuando por generaciones. Una evidencia de esto es que el caso de George Floyd trascendió las fronteras. Al día de hoy las protestas en algunos países no paran y debemos terminar esta batalla con terreno conquistado. Naturalmente, este tema ya llegó a la academia, moviendo la sensibilidad, la militancia de unos, y el racismo (o ignorancia) de otros.

La historia no ha sido favorable para las minorías en la sociedad, pues la intolerancia ha estado siempre a la orden del día, restringiendo derechos. Estas restricciones buscan mantener en el poder a quien lo ostenta. En nuestra sociedad colonizada y violentada, este poder pertenece a una burocracia blanca, descendiente de los criollos que habitaron estas tierras luego que los españoles invadieran América (o cualquiera que a ellos se parezca). Toda esta historia colonial (no sólo en América) ha censurado culturalmente la alteridad, y ha dispuesto una estructura jerárquica de clases, racial, sexual y de género.

En esta estructura jerárquica, históricamente tuvieron acceso al conocimiento principalmente los hombres blancos, donde a medida que bajamos en la pirámide se limita cada vez más la información y las oportunidades. Esta pirámide social, que ha existido por siglos, y que heredamos de Europa (donde los latinos no tenemos ventaja), ha puesto al hombre blanco en una ventaja histórica, infame e incalculable. Esta ventaja, les ha permitido incluso escribir y manipular la historia con base en sus prejuicios. Todo esto también ha afectado la ciencia, en donde la brecha social e histórica es muy evidente y difícil de disipar, debido a que aún hoy, un porcentaje mayor de la población afrodescendiente está en condiciones de pobreza [1].

Si hablamos de cuántas personas afrodescendientes se han destacado en las ciencias y la tecnología, es probable que no llegue ninguna a la mente (¡y las hay!) por lo que se evidencia enorme vacío de información y hay dos razones para ello que se alimentan en un círculo vicioso: la brecha social y la invisibilidad.

Comencemos con la brecha social. Las minorías no se enfrentan en la sociedad a un sólo tipo de barrera, sino a múltiples limitaciones que se entrecruzan y hacen más complicado el acceso al conocimiento. Analizar las limitaciones y violencias que pueden experimentar minorías sociales desde diferentes enfoques, se llama interseccionalidad, aquí se recoge el género, la etnia, la clase u orientación sexual, y otras categorías sociales, y se analizan en un mismo individuo. Además se entiende que lejos de ser “naturales” o “biológicas”, son construidas e impuestas mediante un paradigma social.

Hoy día, el panorama para las personas afrodescendientes es difícil. El racismo que estableció el estereotipo de hombre y mujer blancos, permea en el acceso al trabajo, a salarios justos, acceso a educación de calidad, servicios públicos, y entre otros, permea en el acceso a la ciencia.

Vamos con datos

En Latinoamérica, en el 2014 se reportaron y compararon los niveles de ingresos respecto al nivel educativo, y los índices de pobreza, y son abrumadores (ver figura 1). Según CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), en 2015 la población afrodescendiente de la región ascendía a 130 millones de personas, representando un 21,1% de la población total [2]. Dicha organización reconoce que las cifras son optimistas, ya que en la mayoría de los países de la región persiste un importante déficit de estadísticas regulares y confiables sobre estas poblaciones. Un ejemplo claro es el informe del DANE en Colombia, que para el año 2018, se reportó una disminución del 30.8% del autoreconocimiento de las personas censadas como población Negra, Afrocolombiana, Raizal o Palenquera [3]. (¿A dónde se fueron más de un millón de personas entre el 2005 al 2018 y su descendencia?). ¿Cómo está el resto de países en el mundo? Pues bien, protestas en Estados Unidos, y Europa en estas semanas nos dicen en primera instancia, que allá también las cosas están mal.

Figura 1: A la izquierda datos sobre la taza de pobreza en la población afrodescendiente y no afrodescendiente. A la derecha los salarios diferenciados por nivel educativo.

Ahora hablemos de la invisibilidad. Como dije al principio de este post, pude haber comenzado por aquí y de hecho, fue lo que me impulsó a escribir. Pero ahora, teniendo un contexto (muy general y breve) de lo que nos trajo hasta aquí, y entendemos la importancia de un #BlackLivesMatter, nos puede quedar algo muy claro: necesitamos una sociedad y una ciencia hecha por todos. Que responda a las necesidades de todas las poblaciones (no solo de las grandes empresas), y en donde podamosvernos representados.

A pesar de las circunstancias sociales que pesan sobre la población Afro en Colombia y en Latinoamérica, existen muchos ejemplos de personas que se han destacado en la áreas de ciencia y tecnología STEM. Y su sola presencia ya es un aporte para acabar con los estereotipos y sembrar en el imaginario una imagen multicultural de lo que es ser científicos.

Ese es un punto muy importante: para aportar a romper las barreras de acceso a la ciencia, necesitamos visibilizar ejemplos a seguir, mostrar casos donde estas limitaciones se han desvanecido. En el ámbito científico, necesitamos normalizar la existencia de personas multiculturales y diversas que aportan a la humanidad en el desarrollo de nuevo conocimiento y tecnologías. Necesitamos que los niños y niñas en medio de su diversidad, puedan imaginarse como científicos y tengan en quiénes verse reflejados.

La política pública

Para hacer frente de manera efectiva, en términos del acceso a la ciencia, debemos unirnos e incidir de forma colectiva en las políticas públicas, a nivel general y local, políticas públicas que presenten soluciones reales para el tema de la desigualdad, que aborden la inclusión en el acceso al conocimiento y fomente la multiculturalidad. La comunidad científica debe participar en la construcción de estos lineamientos y deben ofrecer sus recursos institucionales (experiencia, y medios físicos) para que se alcancen los objetivos.

Este mundo no necesita una ciencia hegemónica, patriarcal ni fascista. La ciencia por si sola no tiene la culpa (pues una herramienta para comprender el mundo), pero es demasiado poderosa, tanto que debe estar al servicio de todos y en manos únicamente de todo el que desee usarla de forma ética y responsable. Además, una ciencia para todos nos permite identificar, sistematizar y señalar cuando la intolerancia pretende disfrazarse de ciencia.

Es un momento pertinente para hablar de la inclusión social en las ciencias. Conmemorar lo alcanzado, señalar y condenar las causas que siguen perpetuando la falta de acceso de las minorías al desarrollo de conocimiento científico. Invito a todos los liderazgos científicos del país a poner este tema, como prioridad en sus agendas.

¿Cómo empezar?

Necesitamos acciones positivas, abrir espacios donde se garantice la participación de las personas afro, de etnias, de mujeres y de diversidades sexuales. Debemos romper el hielo, y crear espacios en donde comiencen a sentirse seguros y aceptados. Por ejemplo como experiencia personal, evidencié esta necesidad cuando desarrollamos un taller de programación sólo para mujeres y fue increíble la cantidad de mujeres que atendieron el llamado. Siempre son una gran minoría cuando se hacen estas actividades de forma general.

Además, hay que invitar a las secretarías de educación, a las gobernaciones, y en general a los entes territoriales competentes para que se discutan agendas científicas de inclusión en los planes de desarrollo de los territorios. Estas negociaciones, no sólo comprometerán a la academia, sino también garantizará la disponibilidad de recursos para el cumplimiento de las metas fijadas.

Además, debemos tomar estos temas como agendas en los grupos de investigación. ¿Cómo fomentamos la participación de las poblaciones que son ahora minoría en mi grupo? ¿Cómo comunicamos nuestros proyectos a la comunidad? ¿Cómo retribuyo a la sociedad la inversión hecha en mi trabajo? Estas preguntas deben ser pensadas y resueltas, en la medida que se desarrollan las investigaciones. Hay que hacer que nuestros espacios científicos sean multiculturales.

Especial agradecimiento a Eliana Angulo Medina, trabajadora social quien hizo correcciones y ajustes del escrito.

Referencias

[1] PauloM. Saad. CEPAL Naciones Undas CEPAL Doc

[2] Laís Abramo y Marta Rangel. Cifras y reflexiones sobre la niñez y adolescencia afrodescendiente en América Latina. CEPAL https://www.cepal.org/es/notas/ninez-adolescencia-afrodescendiente-america-latina#_ftnref4

[3] DANE. Informe Población Negra Afrocolombiana Raizal y Palenquera. Resultados del censo nacional 2018.

Lecturas

  • Luis Haber. Black Pioners of Science and Invention.1970

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