Por Jessica Santamaría, en colaboración con María Fernanda Pérez
El cuerpo humano tiene mecanismos diferentes e inteligentes de mantener estabilidad, frente a las diferentes circunstancias que se le presentan. El alcohol puede ser considerado como un medio social de entretención y cuando este entra al cuerpo hasta que es expulsado, puede dejar a su paso consecuencias a corto plazo, como la resaca. ¿Cómo se produce? ¡Te lo explicamos!
Para entender cómo se produce la resaca, y qué es lo que pasa internamente para que una persona sienta los malestares comunes de ésta, es importante conocer primero el proceso que lleva a cabo el etanol (el alcohol presente en todas las bebidas alcohólicas) dentro del organismo.
Cuando el etanol entra en el cuerpo, recibe ayuda de nuestro metabolismo para llegar hasta el hígado, este trata el etanol con ayuda de una enzima catalizadora llamada alcohol deshidrogenasa, convirtiendo el etanol en acetaldehído o etanal, el acetaldehído es mucho más toxico para nuestro organismo que el propio etanol. Por eso, nuestro organismo necesita realizar un segundo tratamiento a esta molécula para que pueda ser convertida en acetato, que es mucho más amable con nuestro cuerpo y puede ser metabolizado fácilmente. Este es el proceso regular que tiene el alcohol en nuestro cuerpo, cuando las cantidades ingeridas pueden ser tratadas por nuestro hígado. Cuando esto sucede no presentamos las características comunes de la resaca. Pero si la proporción de alcohol ingerida sobrepasa la cantidades que el cuerpo puede procesar, los síntomas de la resaca no se hacen esperar, y puede presentarse desde dolor de cabeza, hasta nauseas.
La resaca comienza su proceso por la deshidratación que el cuerpo sufre, ya que el alcohol actúa como un diurético, actuando sobre el cerebro de forma que disminuye los niveles propios de reabsorción de agua. Haciendo que los riñones dirijan el líquido directamente a la vejiga y generando que se expulse gran parte mediante la orina. Además, no solamente se está expulsando líquido, sino que con este, se pierden electrolitos que el cuerpo utiliza para el funcionamiento regular del cuerpo, entre ellos, el sodio, magnesio y potasio.
Del efecto de la deshidratación se genera el dolor de cabeza común que suele sentirse, porque el cerebro pierde agua y con esto, los tejidos que lo recubren se deben estirar para protegerlo de manera correcta.
«Con la resaca no solamente se está expulsando líquido, sino que con este, se pierden electrolitos que el cuerpo utiliza para el funcionamiento regular del cuerpo, entre ellos, el sodio, magnesio y potasio.«
Un atenuante fundamental de la resaca que muchas veces no es tomado en cuenta, son los “químicos naturales” o residuos químicos, provenientes (aunque en pequeñas cantidades) de la destilación, fermentación (que se da cuando hay azúcar en un ambiente con poco oxígeno) y añejamiento de las bebidas alcohólicas, llamados congéneres, los cuales aportan a las bebidas, un color y olor característico, los cuales resultan en potenciar los efectos de la resaca. Es conocido que los alcoholes con apariencia mas oscura como el vino tinto, el ron, el coñac o el Whisky suelen tener mayor concentración de congéneres en relación a las bebidas alcohólicas mas claras. Estos congéneres agudizan los efectos de la resaca, ya que producen cambios en el sistema inmune y el sistema endocrino provocando fatiga y pérdida de la memoria, en algunos casos.
Otro agravante son los licores adulterados. Estos pueden llegar a contener metanol, una sustancia muy toxica que, cuando no es eliminada se distribuye en el agua corporal, y se propaga por el cuerpo concentrándose en aquellos tejidos que tienen abundante agua como los ojos. Allí, ataca al nervio óptico (generando ceguera) e incluso puede llegar a causar la muerte, cuando es consumido en grandes cantidades.
El etanol afecta a órganos como el cerebro y otros encargados de la eliminación de tóxicos en el cuerpo. La mayoría de órganos y tejidos, pueden llegar a tener la misma concentración de alcohol que la sangre, y este se distribuye de manera más rápida o lenta, según varios factores, como si el estómago este vacío, o si se ha comido antes de ingerir alcohol, en especial alimentos con alto grado de almidón (cereales, avena, maíz, pan, lentejas) conocidos como hidratos de carbono. Con estos alimentos, la absorción del alcohol se hace más lenta. Además, también influye si el alcohol está diluido, ya que disminuye el efecto del mismo, y por otra parte, el grado de alcohol que se consuma, ya que a mayores grados de consumo, se dan mayores efectos.
Bibliografía
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La Libreta 